La pregunta que surge es: ¿por qué no deciden ambos abandonar La Promesa y buscar un nuevo comienzo lejos de los rumores y las intrigas? La idea de huir a un lugar donde nadie los reconozca es tentadora, pero la realidad de sus sentimientos y sus obligaciones puede ser un obstáculo insuperable.
Además, si Vera decide irse, ¿será esta la oportunidad que Lope estaba esperando para conquistar a María Fernández? Con Salvador fuera de escena, la eliminación de su personaje parece más probable, dejando a Lope libre para explorar nuevas posibilidades. Sin embargo, su corazón está dividido.
Por otro lado, la situación de Jana, que se prepara para casarse con el futuro marqués mientras aún trabaja como doncella bajo las órdenes de Petra, resulta absurdamente trágica. Es una realidad patética que pone de manifiesto la hipocresía de las clases sociales en La Promesa. El contraste entre su estatus y su realidad laboral es desconcertante y deja a los espectadores cuestionándose sobre el verdadero valor del amor y la dignidad en un mundo donde las apariencias lo son todo. ¿Lograrán Vera y Lope superar estos obstáculos, o su amor será solo un recuerdo en un mar de complicaciones?